martes, 28 de mayo de 2019

La danza en prehistoria

En torno al año 4000 a.C., comienza a aparecer la técnica del baile. Algunos hombres comenzaron entonces a desarrollar los bailes religiosos, incorporando movimientos tales como el espagat, los bailes en pareja o los torneos. Gracias a la simetría de los bailes y a los nuevos enlaces coreográficos, el baile comienza a ser harmonioso. 


La existencia del baile remonta incluso a la prehistoria: encontramos, en algunas cuevas europeas, africanas o asiáticas, dibujos que representan a los primeros hombres practicando este arte. Uno de los ejemplos más conocidos es el del Hechicero Bailarín que se encuentra en la cueva de los Trois Fréres en Francia.

Gracias al minucioso trabajo de los arqueólogos contemporáneos, también se han podido encontrar tumbas adornadas con dibujos de bailarines en Egipto e incluso grabados similares en las rocas de Bhimetka, en India, ¡con más de 30 000 años! 

Probablemente los primeros instrumentos musicales fueron las palmas de las manos, y la voz. Sin embargo, la fabricación de instrumentos musicales es muy antigua, y la flauta más antigua encontrada data de hace 36 mil años. Así que es probable que la música y la danza hayan evolucionado juntas.

Pese a que no podemos conocer cómo bailaban las personas de esa época, se cree que una parte de estas danzas siguen subsistiendo en muchas culturas alrededor del mundo, donde el método de vida ha variado de forma mínima incluso a través de los milenios. Aquellas que han conservado un estilo de vida nómada parecen emular en muchos sentidos algunos rasgos ceremoniales unidos a las representaciones dancísticas de las pinturas rupestres. Por ejemplo, las representaciones ritualizadas de la cacería, así como las danzas grupales de índole social, generalmente ejecutadas para propiciar la abundancia y la fertilidad.
Un ejemplo de esta clase de representaciones puede ser encontrada con los itelmenos, un pueblo originalmente nómada de la península de Kamchatka, Rusia.


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