martes, 28 de mayo de 2019

La Danza en la Antigüedad

Desde el Egipto de los Faraones hasta Dionisio, los legados escritos, mosaicos nos permiten conocer el mundo de la danza en las antiguas civilizaciones egipcia, griega y romana.
 
En el antiguo Egipto, las danzas ceremoniales fueron instituidas por los faraones. Estas danzas, representando la muerte y la reencarnación del dios Osiris se fueron haciendo cada vez mas complejas hasta el punto de que solo podían ser ejecutadas por profesionales cualificados.
 
Grecia fue el primer lugar donde la danza fue considerada un arte, teniendo una musa dedicada a ella: Terpsícore. Los primeros vestigios provienen de los cultos a Dionisio mientras que fue en las tragedias —principalmente las de Esquilo— donde se desarrolló como técnica, en los movimientos rítmicos del coro. En la Grecia antigua, la influencia de la danza egipcia fué propiciada por los filósofos que habían viajado a Egipto para ampliar sus conocimientos. El filósofo Platón, catalizador de estas influencias, fué un importante teórico y valedor de la danza griega. Los rituales de la danza de los Dioses y Diosas del Panteón Griego han sido reconocidos como los orígenes del teatro contemporáneo occidental.
Alrededor de Dionisio, el dios griego del vino y la embriaguez  grupos de mujeres llamadas ménades iban denoche a las montañas donde, bajo los efectos del vino, celebraban sus orgías con danzas extásicas. Estas danzas incluían música y mitos que eran representados por actores y bailarines entrenados. A finales de siglo V antes de Cristo estas danzas comenzaron a formar parte de la escena social y política de la antigua Grecia.
 
Como es considerado el inventor de las danzas con que los griegos y romanos adornaron sus banquetes. Primero fueron como unos intermedios de aquellas comidas que la alegría y la amistad ordenaban en las familias, pero el placer, la glotonería y el vino dieron después mayor extensión a este divertimento, degenerando de su primitivo origen. Se llamaba «baile de la inocencia» a una danza que se hacía en Lacedemonia por las doncellas de aquella ciudad enteramente desnudas delante del altar de Diana, con graciosas y modestas actitudes y con pasos lentos y graves.
 
 
La danza o baile astronómico inventado por los egipcios e imitado luego por los griegos se reducía a representar al son de tocatas armoniosas y por medio de pasos mesurados y figuras bien diseñadas el movimiento y curso de los astros.
 
Entre los romanos, la aceptación de la danza por parte de los poderes públicos fué decayendo. Hasta el 200 a.c. la danza formó parte de las procesiones romanas, festivales y celebraciones. Todos los pueblos, como hemos dicho, tuvieron sus bailes sagrados, que eran considerados como una parte del culto que debía tributarse a sus divinidades. Los galos, los españoles, los alemanes, los ingleses tenían sus danzas sagradas. En todas las religiones antiguas fueron los sacerdotes danzadores por estado.  Aunque estos bailes hayan sido sucesivamente desterrados de las ceremonias de la Iglesia, no obstante se conservan todavía en algunos pueblos católicos en honor de los misterios más augustos de esta religión. Sin embargo, a partir del 150 a.c. todas las escuelas romanas de baile cerraron sus puertas porque la nobleza romana consideró que la danza era una actividad sospechosa e incluso peligrosa.
De todos modos, la fuerza del movimiento no se detuvo y bajo el mandato del emperador Augusto ( 63 a.c. 14 d.c. ) surgió una forma de danza conocida actualmente como pantomima ó mímica en la que la comunicación se establece sin palabras, a través de estilizados gestos y movimientos y se convirtió en un lenguaje no verbal en la multicultural Roma. La cristianización del Imperio Romano introdujo una nueva era en la que el cuerpo, la sexualidad y la danza resultaron unidas y fueron objeto de controversia y conflictos.
 

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